Cada año que pasa, los jugadores de primer año van agrandando su leyenda en la mejor liga de baloncesto del mundo. La llegada a la NBA de Anthony Davis eclipsó a casi cualquier novato que osara permitirse el lujo de disputar los premios rookies mensuales en la Conferencia Oeste. La lesión del número 1 del draft ha permitido que, por el momento, los premios del Oeste no sean fijos. Uno de los está destacando más es, sin duda, el rookie de Portland Trail Blazers: Damian Lillard
El base tiene algo muy importante en esto del baloncesto: destacadas aptitudes para su posición. Posee mucha cabeza para jugar las posesiones; es capaz de enchufar triples para cambiar la dinámica del partido; puede penetrar o doblar para una mejor posición y, sobre todo, pinta un base completo con capacidad para anotar y para asistir con inteligencia en cualquier momento del partido. Aptitudes muy importantes para un base de hoy en día, al que bien se le exige que pueda tirar del carro con puntos o repartiendo juego cuando nadie más lo encuentre.
Sin embargo, como todo rookie, hay algunos "debes" que va a tener que trabajar. En primer lugar lo que más llama la atención: su porcentaje de tiros de campo. Hay que recordar que es un novato y como tal no puede ser un genio (salvo privilegiados) en todos los aspectos de su juego. Esos triples que desatascan un partido son a veces tiros que necesitarían de más pausa y más elaboración. Ha firmado actuaciones tan buenas (28 puntos, 11/17 en tiros de campo, con 8 asistencias en la victoria ante Wolves) como mediocres (12 puntos, 4/18 en tiros de campo, con 7 asistencias en la derrota ante Pistons). Pese a su facilidad para asistir, pierde balones con bastante frecuencia (aunque siendo base es medianamente entendible).
En lo que debemos centrarnos es en cómo usará Lillard esas geniales aptitudes que tiene para jugar al baloncesto. Puede convertirse en un Russell Westbrook de la vida, donde haga de la irregularidad su mayor estandarte y pueda ganarte un partido él solo un día o que te lo pierda a las primeras de cambio. Puede asentarse como un base más director y bajar sus medias de anotación al estilo Jason Kidd. Puede ser el base que llegue tan alto que la consecución del MVP se convierta en un hecho y no en un sueño como ya hizo en su día Steve Nash. Evidentemente todo esto son conjeturas: las lesiones le trendrán que respetar y habrá que dejar que su evolución natural marque el camino.
Todavía es pronto, prontísimo para saber qué podrá aportar Lillard dentro de unos años a la NBA. Lo que en principio sí hemos podido ver es que Damian Lillard es un base con grandes aptitudes. Será competencia de él saber administrar su talento en el futuro.
Fuentes de apoyo: www.nba.com
Fotografía: http://nba.si.com/2012/10/24/anthony-davis-rookie-of-the-year-damian-lillard/lillard/
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