sábado, 15 de diciembre de 2012

La eterna juventud del nadador Tim Duncan

El que actualmente es uno de los mejores 4 en la historia de la NBA a sus 36 años sigue dando recitales. Tim Duncan, que parece que no pasan los años por él, noche tras noche (promedia más de 17 puntos y 10 rebotes) se antoja clave en los partidos de su equipo. Un jugador que posee absolutamente de todo, que será con el tiempo Hall of Fame, que puede presumir de éxito rotundo tanto individual como colectivo y que mantiene la esencia de su juego. San Antonio Spurs tiene suerte de contar con un jugador que parece que no envejece. Vive una eterna juventud en la cancha, pero es curioso: no fue el baloncesto (a diferencia de muchos) su plena dedicación cuando era joven.

Natural de Islas Vírgenes, Duncan fue un gran estudiante en el colegio y a los 8 años tuvo que avanzar un curso debido a su precocidad para las clases. Eso sí, una de sus pasiones eran los deportes y en su familia era algo normal tener un cuerpo atlético y fibroso. Lejos de querer dedicarse al baloncesto, lo que realmente le gustaba a Tim era la natación (y lo que aquí vivió fue muy importante para su fiolosofía aplicada al baloncesto). Sus largos brazos y su desarrollo corporal le permitieron despuntar como uno de los mejores, consiguiendo una gran coordinación de su cuerpo pese a su altura, recibiendo constantemente el apoyo de sus padres. Ajeno a sus dotes físicos, era capaz de analizar con críticas positivas lo que hacía mal para mejorarlo y lo que hacía bien para potenciarlo. De hecho apuntaba al equipo estadounidense de natación para los Juegos Olímpicos de Barcelona 92. Era especialmente bueno en la modalidad de 400, llegando a batir varios récords con 12 y 13 años. 

Sin embargo en 1989 el Huracán Hugo destruyó la única piscina olímpica en Islas Vírgenes. De esa manera se quedó sin ninguna posibilidad de continuar con su sueño. El posterior fallecimiento de su madre cuando Tim iba a cumplir 14 años cambió sus metas. Le alejó de todo lo que tenía que ver con su pasado. Nadaba sin ganas, sin afán de competir y sin ilusión. Además su miedo atroz a los tiburones le impedían practicar en el mar. Con la intención de alejarse de su sufrimiento, recurrió al deporte que por lógica física más le podía convencer. Le regalaron una canasta para matar su tiempo libre, y le cogió el gusto. Tim Duncan se había decantado por el baloncesto.

A partir de entonces los aficionados a la NBA estaban de enhorabuena. Como buen estudiante que era cumplió a la perfección el ciclo de instituto y de universidad, sin querer saltarse ningún paso. En St. Dunstan's Episcopal High School terminó con unos promedios de 25 puntos, 12 rebotes y 5 tapones. Chris King convenció a Dave Odom, entrenador de Wake Forest, para hacerse con el chico. Como no podía ser de otra forma batió registros en la NCAA, y acabó su periplo universitario con una media de 16'5 puntos y 12'3 rebotes. Los aficionados se dieron cuenta de su gran coordinación pese a medir 2'17 y pesar 110. La práctica de la natación le había ayudado a un perfecto control de su cuerpo. Tim Duncan apuntaba ya muy buenas maneras.

Y sí. Finalmente llegó a la mejor liga de baloncesto del mundo. 1997 vio el resurgir de un momento histórico e inolvidable en la franquicia tejana. David Robinson y Tim Duncan unieron sus fuerzas. El resto, como todos sabéis, es historia. Rookie del año, 2 MVP de Regular Season, 3 MVP de las Finales, 4 anillos.

Cualquier párrafo descriptivo se antojaría corto para hablar de las cualidades baloncestísticas de Tim Duncan. "Mister Fundamental" es la definición del ala pívot por antonomasia. Alto para rebotear y sacar ventaja en la zona. Ágil para moverse por la pista. Clase para dejar a los rivales en la pintura con la boca abierta. Gancho cuando está cerca del aro para anotar fácil. Mate cuando la situación lo requiere: fuerte, eficaz y efectivo, sin alardes pero con potencia. Tiro, desde media distancia, limpia o a tabla (da igual), como uno de sus recursos. Todavía me entra la risa cuando leo que el mejor lanzador de media distancia actualmente es Serge Ibaka (un poco de perspectiva, por favor). Y todas estas cualidades con 36 años de edad las sigue manteniendo. Y encima hombre elegante, ha militado sus 15 temporadas en San Antonio Spurs, un one club men en toda regla.

A día de hoy Tim Duncan no se cansa de "nadar". Algo más que un deportista. Una gran persona que creó en 2001 la Tim Duncan Foundation en San Antonio, encargada de dar reconocimiento a los buenos estudiantes que demuestran fuertes valores y responsabilidades con la sociedad. Un buen hombre con una filosofía pulcra de trabajo. Alguien que tuvo que cambiar de pasión debido a las circunstancias, desarrollando una gran madurez. Más allá de su indudable calidad como jugador de baloncesto, Tim Duncan tuvo que rehacerse a sí mismo en su juventud. Casi 28 años después, parece que la sigue viviendo. 

Todos los aficionados al baloncesto tenemos que dar gracias. Un huracán destruyó sus sueños pero la NBA y sus fans le crearon otro. Disfrutar del que es de los mejores 4 de la historia es un privilegio histórico. Su juventud gozó de un excelso nadador. Es de justicia, para él y para todos, que ahora el mundo goce de un gran jugador de baloncesto. Gracias, baloncesto (que diría Michael Jordan): diste alas a una persona con carácter justo que se merecía ser lo que es en la vida; un luchador y un triunfador de buen corazón que cambió sus metas. Que el destino no se portó mal con él, simplemente quería que tuviera algo mejor. Gracias, baloncesto, por hacer al hombre tranquilo, ganador, modesto, trabajador. Gracias baloncesto, por permitirnos apreciar la eterna juventud de Tim Duncan.






Fuentes de apoyo: www.nba.com  www.espn.go.com  www.jockbio.com
Fotografías: http://wakeforest.scout.com/2/109118.html    http://nbaavenue.blogspot.com.es/2012/07/tim-duncan-nacido-para-triunfar.html   http://www.totalprosports.com/2012/05/21/15-pro-athletes-who-could-be-playing-other-sports/#16     http://texasswimming.blogspot.com.es/2011/04/duncan-training-for-2012.html

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