domingo, 16 de diciembre de 2012

La esencia de Ricky Rubio

Nadie pensaba, cuando Ricky Rubio pisó por primera vez las canchas de la NBA, que el español tendría un impacto tan temprano en la liga norteamericana. Todos conocíamos su potencial y la fuerte apuesta de Minnesota Timberwolves por hacerse con los servicios del catalán, pero el poco tiempo que ha tardado en hacerse un hueco (mediática como baloncestísticamente) sorprendió a todos. Ayer volvió de la fatídica lesión en su partido contra Lakers que le dejó un tiempo fuera de las canchas. Lo positivo no es que volviera  jugando y con victoria de su equipo (que también), sino el cómo. Ricky Rubio, después de 281 días, no ha perdido su alma, esa esencia que solo le caracteriza a él para jugar al baloncesto.

Hay que recordar que Rubio es jugador de segundo año y tiene, como todo sophomore que se precie, varios aspectos que mejorar (sin que la lesión haya afectado). La defensa que pueda hacer a jugadores físicamente superiores a él (Westbrook por ejemplo) es un debe que, si no especializarse, sí mejorarlo. Además, Ricky necesita transformar todo el poder de mando que tiene en la franquicia también en puntos vitales para su equipo. Necesita ganar mayor capacidad anotadora, sobre todo tirando desde fuera. Que los rivales también consideren que el español es un peligro anotador.

Pero quedémonos con lo bueno que ha sido su regreso: parece que no se hubiera lesionado nunca porque ha vuelto con la misma calidad y con el mismo carácter. En primer lugar sigue siendo el eje vital por donde radica el juego de los Wolves. Cuando está él en pista la pelota tiene que pasar por sus manos, por su organización a los compañeros para facilitar cortes, huecos y pases. Segundo, tiene el don de ver el baloncesto mucho mejor que los demás. No es solo que Ricky bote la pelota, sino qué es lo que hace mientras bota. No amasa posesión porque no sabe que hacer, sino que mantiene la bola esperando el momento justo de la asistencia perfecta. En tercer lugar sabe cuando tiene que dirigir y cuando tiene que pasar a espacios abiertos. Para la cantidad de veces que lo hace, asume muy pocas pérdidas. Además, es muy inteligente y si sabe que tiene que tirar, tira (aunque no confíe en su tiro desde lejos) para que los rivales no le floten sistemáticamente. El quinto aspecto a destacar es la corrección de su pase. Si un pase tiene que ser fuerte y de pecho para que el lanzador reciba y tire, así es. Si tiene que ser picado para evitar a dos rivales, así es. Si tiene que ser bombeado con mucha curva, adelante; y si tiene que rematar un alle oop para qué más. Pero si encima de todo esto es capaz de asistir con espectacularidad, qué mejor manera de cerrar su círculo de cualidades.

Pero Ricky Rubio no solamente es su capacidad para el pase. Parte de esa esencia es su carácter de líder para dirigir un partido, un descaro a la altura de los cracks. En el partido de ayer los Wolves caían de 10 y la salida de Rubio los devolvió a la vida. No solo por la frescura en el juego o por los pases, sino porque sobre la pista todo era mucho más fácil. Todos estaban organizados y los tiros sencillos se sucedían uno tras otro. El español los encontraba, además, con más de un pase por la espalda. Por supuesto, este alma de líder es un importante intangible para un equipo que, con toda la enfermería curada, aspira por un puesto en Playoff. Incluso una revolución cada vez que sale a la pista, porque no solamente se mete el equipo sino que el público ya lo hace. Rubio, además de pase, liderazgo y merchandising "del bueno", es un alma joven con una proyección brutal.

Parte de esto es lo que Ricky dio cuando llegó a la NBA y parte de esto es lo que Ricky dio ayer (ojalá podamos ver muchísimas cosas destacables de él). Una lección de cómo ser un base puro práctico, espectacular y eficaz. Bota cuando es necesario, pero cuando no lo es no duda en dar el pase. En el momento en que Rubio mejore su tiro e intente explotar levemente una faceta anotadora, será más difícil de defender en todos los aspectos. No obstante, si algo bueno tiene Wolves, es que posee auténticos jugones con muchísima clase para conseguir esa anotación. De momento la buena noticia es, que pese a la lesión, hay algo que siempre está en él intacto y que es innato su don para liderar, asistir, comandar un equipo y realizar absolutamente todo con unos resultados de bella factura. Sí, esa es la esencia de Ricky Rubio.





Fuente de apoyo: www.nba.com
Fotografía: http://www.vavel.com/es/baloncesto/nba/199997-ricky-rubio-recibe-el-alta-medica.html

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