Qué bello es aprovecharse de los dones que un jugador tiene. Aquel que no posee grandes capacidades para jugar al baloncesto, si quiere tener un nombre y un hueco, trabaja por conseguir algo que le identifique. Por ejemplo, Ben Wallace lo supo en su día y sabía que su defensa sería la clave. Hay otros que simplemente nacen con el talento necesario para la práctica de este deporte y a poco empeño que pongan se convierten en estrellas. Si encima les gusta y saben explotarlo, la mezcla es sensacional. El show de ayer del guard de Cavs fue sublime. Kyrie Irving es la perfecta definición de jugón, pero también de talento puro.
El base de los Cleveland Cavaliers tiene, para su juventud, el carácter y descaro de una estrella. Desde gestos espontáneos de rabia o de mandar callar hasta desear fervientemente asumir la posesión de cualquier tiro crucial. Llegó el año pasado a Cavs con la vitola de ser lo único positivo prácticamente de la franquicia. Su logro de rookie del año no sorprende, aunque también es cierto que fue un draft en el que el de Duke apenas tuvo competencia. Supo asumir el rol que le tocaba, un Mesías en el que todos confiaban y que no está defraudando en ningún momento. Recordemos que pese a no haber jugado apenas en su último año de NCAA, su calidad era la comidilla de todos los general manager. Y no se equivocaban. En este segundo año está justificando que, a veces, el número 1 en el draft de la NBA no tiene porqué salir mal, sobre todo si hablamos de jugadores que no son pívots o representan en sí un fracaso para esa elección (estoy pensando en Olowakandi o Kwame Brown).
Como no podía ser de otra manera, a Irving también le ayuda jugar en la posición de base. No tanto por lo que pueda dirigir sino por las posesiones que pueda asumir. Evidentemente no se piensa en él como el estilo depurado de playmaker, aunque creo que con el tiempo esa faceta la irá puliendo, al igual que muchos jugadores, que por suerte, evolucionan a lo largo de las temporadas para ser más completos. Ahora su tiempo es el de ser el ciclón anotador y no le falta ni oportunidades ni ganas para demostrarlo. Ya tendrá tiempo para convertirse en mucho mejor jugador siendo el cerebro que guíe, no solo en anotación, a la franquicia que quiera. No será un Steve Nash, pero con su clase es complicado pensar que va a ser un mal asistente.
En cuanto a lo que puede hacer para anotar, huelga decir que es un "asesino" desde el triple y un "cirujano" en la pintura. El año pasado en el All Star del Team Shaq VS Team Chuck dió una lección desde la 7,22 con 8/8 en triples. Pero si por su posición de base (salvando las distancias) tiene algo de Chris Paul, en la manera de asestar la cuchillada en el triple tiene también una cierta esencia de Carmelo Anthony (salvado otra vez las distancias). Y si hablamos de penetración, Irving coge el bisturí y a la más mínima herida abierta en la zona va para adentro. Muchas veces no consigue canasta por su físico, sino por su tremendo talento para hacer rectificados, canasta a aro pasado o bandeja inverosímil.
A esto se añade las dificultades para defenderle. Kyrie Irving es la perfecta definición de triple amenaza. Puede tirar de 3, penentrar o pasar con pasmosa facilidad, pero es que tiene un primer paso para arrancar equiparable al de pocos en la NBA. Sus crossover son mortales, y si no salen, ya se encarga de hacer un reverso para sacar ventaja. Además es rápido y explosivo, y tiene un tiro en suspensión hacia atrás que, pese a su altura, muchas veces no resulta tan fácil de taponar, porque con la acción anterior ha dejado a su marca buscando la cadera.
Y por último, en efecto, Irving se llama Talento y se apellida Puro. Y se puede fumar y humillar a casi cualquier defensor que tenga delante, porque calidad y carácter no le falta. Asume los balones calientes, representa una amenaza en pista porque puede anotar de cualquier manera y porque tiene algo muy importante: una enorme confianza en sí mismo. Sabe que igual un partido lo hará mal, o que lo podrá perder. Pero también sabe que es capaz en un último cuarto de levantar él solo a su equipo. Y precisamente él, mejor que nadie, sabe de lo que es capaz. Y por eso hace lo que hace.
Como a cualquier jugador de segundo año, habrá que darle tiempo, no para que demuestre que va a ser una estrella, porque lo va a ser, sino para que mejore en otras facetas de su juego. La presión, si es que tenía alguna, se la ha quitado este año. Ha puesto las cartas sobre la mesa sobre lo que puede hacer, liderar y representar en una franquicia: una futurible estrella de la mejor liga de baloncesto del mundo. Lo bueno es que ahora mismo sabe él también que es una de las nuevas e inconfundibles estrellas emergentes. Es la bonita historia que esperemos que no acabe muy pronto entre Kyrie Irving y el talento puro.
Fuente de apoyo: www.nba.com
Fotografías: http://blacksportsonline.com/home/2012/12/kyrie-irving-breaks-dwight-howards-ankles-video/ http://www.sportsworldreport.com/articles/7015/20121120/cleveland-cavaliers-kyrie-irving-out-four-weeks-news-rumors-nba-2012.htm
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