Reconstrucción. Una palabra llena de trabajo y de esfuerzo, pero también de ilusión y de futuro. En estos tiempos de descanso de competición en la NBA, es momento precisamente de eso. Los equipos, en su afán por lograr su objetivos individuales (porque si son realistas no todos se preparan para ganar el anillo a la siguiente campaña), comienzan a reconstruir sus roster con las mejores intenciones de futuro. Hay equipos que se ayudan de su margen salarial restante; otros de las adquisiciones del draft; algunos de sus dólares sin escrúpulos; incluso los hay que aprovechan a la perita en dulce del momento. En cualquier caso, todos ellos a priori se basan en sus condiciones y condicionantes para montar un equipo que ilusione en la siguiente campaña. Se trata del noble arte de la reconstrucción, sobre todo en la Conferencia Este, y como vamos a ver, cada uno tiene distintas maneras de hacerlo.
Quizá el caso más bello sea el de la reconstrucción en base a un tiempo de adaptación, buenas elecciones de draft y espera de momento oportuno (sobre todo con el mercado de fichajes). Precisamente por mercado de fichajes y por actualidad, el equipo que ha sabido usar este noble arte de la reconstrucción con gran ilusión es Detroit Pistons. Sin embargo, no hay que olvidar que desde el año pasado ya se apuntaba que si la franquicia de "Motown" sabía recomponerse, Detroit iba a ser un equipo que tendría algo que decir en la Conferencia Este en el futuro. Y como toda buena reconstrucción que se precie, Joe Dumars puso a funcionar su cabeza para seguir el orden correcto en tiempo-espacio y cuadrar lógica, necesidades, futuro y salarios. Aprovechó el draft para agenciarse a prometedoras figuras de la liga como Kentavious Caldwell-Pope (tirador contrastado en NCAA), Peyton Siva (espectacular base atético) y Tony Mitchel (no ha desentonado en la Summer League). Con la idea de liberar salarios y sin la posibilidad de Calderón, se quitó de en medio por vencimiento los contratos lastre de Will Bynum, Jason Maxiel y Corey Maggette. Con el espacio salarial adecuado, sondeó el mercado de agentes libres para hacerse con un 4 impagable como Josh Smith. Si todavía no había tenido suficiente búsqueda, incluyó un plus de ilusión en la franquicia trayendo al hijo pródigo de vuelta a la ciudad del motor: Chauncey Billups. Por último vio qué monedas de cambio poseía, y Brandon Knight era su perla de la corona. Junto con Viacheslav Kravtsov y Kris Middleton fueron el paquete perfecto para los Bucks y así traer a un base de gran calidad y garantías como Brandon Jennings. La guinda del pastel hubiera sido deshacerse de Charlie Villanueva, pero normalmente en estos casos la perfección no existe.
Con todo ello, Pistons enseña cómo debe hacerse una reconstrucción a corto plazo. No obstante hay algunas dudas que esperemos que se resuelvan. En primer lugar, Maurice Cheeks tendrá que valorar que la mejor posición para Josh Smith es jugar de 4. Su capacidad reboteadora y buen tiro cercano al aro le da un plus excepcional a la pintura de Detroit. Una pintura que, por cierto, es de auténtico escándalo con Greg Monroe y Andre Drummond. La pega es que Drummond todavía necesita pulir varios conceptos en el poste, como fundamentos o ganchos. Los centímetros y el físico los tiene, aspectos más que importantes para alguien que se debe batir el cobre por la zona en la NBA. Si consigue mejorar ciertos conceptos en la pintura, posiblemente hablemos de un juego interior top 5 en la liga. Por otro lado, a nadie se le escapa que Brandon Jennings mejora sobradamente a Brandon Knight de base. La cuestión va más allá de eso. ¿Realmente Brandon Jennings es el base director de juego que necesitaba Pistons? Está claro que habrá que ver si Jennings hace jugar a los interiores del equipo, sobre todo en el caso de una pieza tan versátil para ese estilo como Josh Smith. Jennings tiene grandes dosis de calidad y anotación. Si el base pone de su parte en ser un guard más participativo con los compañeros y más director de juego, la ganancia deportiva del traspaso habrá triplicado su valor. Y como de directores de juego va el asunto, habrá que ver el trabajo "en la oscuridad" que realiza Billups con Peyton Siva. Un base físico y con talento muy prometedor que con la veteranía de Billups sumará al compañero y al equipo en general. Un modelo de reconstrucción a corto plazo que implica ser automáticamente equipo de playoff para este año. Muy buenas bases para pensar en un futuro prometedor como alternativa en el Este.
La buena espera de los Cavaliers
Otro de los equipos que quiere asomar la cabeza entre los 8 mejores del Este es Cleveland Cavaliers. Un ejemplo de reconstrucción más moderado y pausado pero igualmente práctico. Desde que LeBron James se fuera en 2010 a Miami Heat como agente libre (no sin antes sufrir en muchos aspectos tanto positivos como negativos), los Cavs necesitaban un nuevo líder que les diera alas. Y como lo más económico y más factible para reconstruir un equipo es el draft (sobre todo si se conocen promesas venideras), Kyrie Irving aterrizó en Cleveland para comandar un proyecto ilusionante a medio-largo plazo. Sin embargo parece que en esta década la palabra "draft" y la palabra "Cavaliers" va a estar unida para cimentar ese futuro.
En base a las nuevas estrellas que llegan a la liga, Dan Gilbert (propietario de la franquicia) ha estado agazapado construyendo sobre jóvenes un equipo que plante cara en el Este. Y lo ha conseguido. Para empezar podría afrontar gracias a la juventud un quinteto competente (aunque algo forzado, eso sí) solamente con elecciones de draft en estos últimos 3 años: Kyrie Irving, Dion Waiters, Tristan Thompson, Anthony Bennett y Tyler Zeller. Lo que ya de por sí demuestra el enorme potencial y futuro que le depara a esta franquicia. Todo ello sin contar con que la gran estrella y buque insignia del equipo es un jugador de tal talento como Kyrie Irving, joven y apuntado a estrella indiscutible. Además ha coincidido el año de explosión de un jugador como Anderson Varejao que esta temporada ha dado muestras de lo importante que puede llegar a ser en este equipo en la pintura. Además ha adquirido carne calidista de banquillo. Jugadores como Jarret Jack, que el año pasado dejó actuaciones estelares supliendo nada más ni nada menos que a Stephen Curry; o Earl Clark, que fue una de las pocas notas positivas de los Lakers la pasada temporada. Y como toda reconstrucción que se precie, necesita un golpe de efecto final (a veces arriesgado, eso sí). Habrá que prestar atención a cómo salga la apuesta de Andrew Bynum para estos Cavs. El año pasado uno de los equipos aspirantes a playoff (Sixers) le salió el tiro por la culata, y no solamente hablamos de Bynum. Su campaña fue un fiasco y en su intención de alcanzar el mínimo, que era llegar a los playoff, se vieron súbitamente pasados por los Milwaukee Bucks. Y por si esto no fuera suficiente reconstrucción, que de por sí ya es elogiable el trabajo desde los despachos de los Cavs, queda en el horizonte el futuro de LeBron James como agente libre cuando acabe contrato con Miami. A saber, puede ser el año que viene (si decide renunciar a los 2 años que le quedan) o esperar a esos dos años y cerrar un nuevo ciclo en el equipo de Florida. Sea como sea, el futuro que le aguarda a Cavaliers con ese posible cúlmen de Irving-LeBron hace pensar que Cleveland ha entendido también muy bien el noble arte de la reconstrucción.
Peligrosa pareja de dinero y reconstrucción en Brooklyn
Un concepto totalmente distinto de reconstrucción es el que tienen equipos como Brooklyn Nets. De hecho, desde el segundo 1 que la franquicia existe, el sinónimo de reconstrucción se hace a base de talonario y, a priori, poca pausa. Para Prokhorov el dinero no es ningún problema, y se ha valido de él para volver a cimentar un proyecto que ilusione (por segundo año consecutivo y en totalidad desde su existencia). El problema es que como ya se demostró el año pasado, a veces reconstruir el castillo del rey sobre cimientos de paja puede hacer que todo se vaya al garete. El elenco de estrellas que el año pasado militaban en la franquicia neoyorkina no bastó para ser alguien importante en la liga (faltaría más que ni hubieran llegado a playoff). Y entre otras cosas el éxito nunca llegó a esa plantilla porque jamás jugaron como equipo. Poseían grandes individualidades que jamás llegaron a carburar juntas. Al final, un equipo compenetrado a lo largo de más de 82 partidos es el que consigue llegar a lo más alto.
Sin embargo, no es menos cierto que el primer año de proyecto no es comparable en inmensidad a este segundo. Ni por las bases talonarias, las cuales se han incrementado con los nuevos límites salariales e impuesto de lujo (en el que de hecho solamente con impuesto de lujo tendrán que abonar más de 30 millónes de dólares); ni tampoco por el salto de calidad que el equipo da con estas incorporaciones, que evidentemente es mayor. Y no solo hablamos de un quinteto escalofriante de Deron Williams, Joe Johnson, Paul Pierce, Kevin Garnett y Brook López. Hablamos de un veterano de gran calidad como Jason Terry, de un valor seguro como Kirilenko, de un racheado destructor como Alan Anderson, de una capacidad reboteadora como Reggie Evans, incluso un buen novato como Mason Plumlee... Son muchos nombres y determinantes. Y para mayor reto, entrenados por Jason Kidd tras cerrar el año pasado su periplo como jugador... y con la intención de permanecer mucho más que Avery Johnson o P.J. Carlesimo en el puesto. Una apuesta global a base de talonario bastante arriesgada pero que, por nombre, merece la pena contemplar. Si consiguen carburar como equipo, el dinero habrá dado sus frutos.
Incorporaciones para mantener el nivel
Reconstrucciones mucho menos profundas son las que han sufrido Atlanta Hawks, Indiana Pacers o Boston Celtics, aunque curiosamente por casos distintos. Danny Ferry, general manager de Atlanta Hawks, ha sorprendido a público propio y ajeno a la franquicia con sus movimientos. Una excesiva contratación de hombres interiores (Millsap, Brand, Ayón, Nogueira y la más sonada de todas: Pero Antic) junto con una selección dudosa en el draft (Dennis Schröder por delante de, por ejemplo, Mason Plumlee) hacen que sea indescifrable el rumbo que tomará la franquicia. No obstante, la rotación interior que tienen es destacable (Al Horford-Paul Millsap con Elton Brand) con exteriores de la talle de Lou Williams o Kylie Korver para el triple. Conserva además a Jeff Teague, pero habrá que ver si los resultados son mejores que lo que a priori prometen.
Otros equipos contender como Indiana Pacers han sondeado el mercado para dar su puntilla particular a la plantilla. Luis Scola es una gran incorporación para el de por sí sólido bloque que tienen los de Vogel. Miami Heatse debate con Greg Oden su contratación lo que le daría un plus para la pintura indudable, y Chicago Bulls lo único que necesita es volver a ver la mejor versión del MVP Derrick Rose. Poca reconstrucción cabe en este tipo de casos, más allá de seguir en la misma línea con pequeñas mejoras.
En otros equipos de menor nivel como Orlando Magic, Toronto Raptors o Washington Wizards necesitan algo más para asentarse en Playoff. Pero esto no quiere decir que sus plantillas sean nefastas. Wizards cuenta con un quinteto serio (Wall, Beal, Porter, Nené, Okafor) pero insuficiente a todas luces para afrontar 82 partidos a gran nivel -mucho más si hablamos de playoff-. Toronto Raptos, no obstante, tiene un quinteto serio (Lowry, DeRozan, Gay, Johnson, Valanciunas) y ciertos jugadores de apoyo (Fields, Hansbrough, Novak, Gray...), pero parece que este año en el Este el nivel va creciendo y costará más aspirar a ser uno de los 8 mejores. No parece que este sea el perfil de equipo de playoff al final de la próxima temporada.
Pero si hay un equipo que necesite la reconstrucción, y no a corto plazo, es Boston Celtics. La diferencia con todos los demás es que los orgullosos verdes no la necesitan para alcanzar los playoff (que al final lo harán) sino para ser contender. En primer lugar tienen que hacer de Rajon Rondo su buque insignia y su absoluta imagen. Es uno de los mejores bases de la liga con el único "debe" de pulir su acierto en el tiro.
Con todo ello tiene una ristra de jóvenes que pueden ser buenos bloques sobre los que cimentar un gran futuro. Jared Sullinger dio muestras el año pasado de su increíble potencial, pero se cebó con el una lesión en el tramo final de campaña. Kelly Olynyk llega como un 4 abierto prometedor, con una muñeca exquisita para el tiro a media distancia. Habrá que ver cómo sale la incorporación de Vitor Faverani o de Phil Pressey, que dejó muy buenas sensaciones en la Summer League. Otro punto clave será por apostar a que sigan por la misma línea de mejora que el año pasado jugadores como Jeff Green, Courtney Lee y Avery Bradley. No es nada descabellado pensar que estos Celtics sí pueden llegar a playoff, y más pensando que igual les queda por hacer alguna incorporación. Pocos ven en Kris Humpries y en Gerald Wallace pilares de futuro para Boston, por lo que serían jugosas monedas de cambio en ese caso.
El Este se reconstruye, el Oeste se refuerza
Y es que salvo excepciones como Los Ángeles Lakers, la cual su reconstrucción será larga o corta según de que periodos hablemos, la mayoria de los equipos en la Conferencia Oeste se han limitado a apuntalar sus plantillas de una manera salvaje en cuanto a calidad. Es el caso de Golden State Warriors con la incorporación de Iguodala; de Houston Rockets con la de Dwight Howard; de Grizzlies con la de Mike Miller...
Ya se sabe que históricamente el Oeste ha tenido siempre más fuerza y más competencia. Por eso parece que este año con la reconstrucción del Este se intenta nivelar esa balanza que, salvo las apariciones de Bulls, Bad Boys o Heat en las últimas décadas, todo se correspondía con San Antonio, Rockets o Lakers en su defecto (11 anillos en total en estos años dan buena cuenta de eso). Por eso va a ser agradable toda la transformación que en la Costa Este se está viviendo. Y aunque es es laborioso, no todos los equipos consiguen siempre alcanzar el noble arte de la reconstrucción
Fuente de plantillas: esferanba.wordpress.com